martes, 7 de febrero de 2012

El Alma Nueva de Daniel Coto

Nota Inicial: No conozco a nadie llamado Daniel Coto
Pues… resulta que la cosa estaba bien mala, ya llevaba un mes sin conseguir brete y que va… así no funciona, ya había tenido que pedir prestado a un compa para poder pagar el cuartillo y a mi esa vara no me cuadra, por lo que necesitaba conseguir brete lo más antes posible, en lo que fuera. Claramente no podía pedir muchos gustos, si bien es cierto, tenía el condenado bachi, y eso era un punto a favor, pero nada salía, parecía que estaba pasando una mala racha.
Resulta que abrieron un lugar de esos de batidos, sí sí sí, de esos mismos que están pensando, esos que parece que empezaron a invadir todos los rincones del país, como que de la nada parece que ahora a todo el mundo le cuadra comer fruta licuada, pero que mas da, los chunches esos saben ricos, así que para ser honesto, no está mal, por cierto…saben muy ricos…Pero no voy a distraerme, de vuelta al punto. Abrieron uno de estos lugares, por lo que pensé ir a pedir brete a ver si acaso, no parecía ser nada difícil, ¿qué tan complicado puede ser echar fruta en una licuadora? Por otro lado, si tenía que manejar caja o algo así, no había problema, pues ya había tenido ese puesto en supermercados, además de que (y no es por rajar) soy un tipo sumamente cuidadoso con la harina en los trabajos en los que se vea envuelta esta (cuentas claras… chocolate espeso, como dice el dicho). Así que estaba facilito, fui, deje el curriculum y espere a que me llamaran.
Todo salió como esperaba, tenía brete, la vara no era un salario buenísimo, pero me la jugaba ahí para irla pellejeando, y ultimadamente yo solo tenía que preocuparme por mi; y mi cuartito era una carajada humilde, nada ostentoso, así vivía feliz yo. Debo decir que un beneficio de este brete era que podía mandarme un batido al día del sabor que a mí me diera la gana, y me hacía unas combinaciones bien mortales, le termine agarrando la adicción a los condenados chunches esos, quizás lo único malo que tenía este brete era ese uniforme tan chillón y horroroso que había que llevar, pero nada del otro mundo al final.
Resulta que un día de tantos estaba hablando con mi compañero de trabajo, (el famosísimo Guti) era un día suave, casi no había clientela a pesar del calor que hacía, cuando me dijo que iba a ir un toque a la pulpería de la esquina y de paso se iba a echar un blanquillo, le comente que relajado, que le llegara, yo me la podía jugar solo un ratillo, como le dije… “es solo echar esa vara en la licuadora y agarrar la plata mae, yo sobreviviré”. Aproveche para hacerme el batidito del día, agarre Kiwi, papaya, mora y piña, y a la mano de dios… a ver que salía de mi experimento. Resulto que me salió una vara bien sabor y me senté a disfrutar mi creación maestra, no llevaba ni un cuarto del batido, cuando llego un cliente. Cuando uno está vendiendo carajadas le llega todo tipo de personas, más en estos lugares, mas este personaje sin duda resaltaba de los demás, imagínense un mae de un metro noventa de altura, vestido a lo “hombres de negro”, con un sombrero también negro, parecido al de los gangsters de las películas, era bastante grueso, parecía ser muy blanco, solo que venía rojo y sudoroso, asumí que venía caminando de bien lejos, y sin duda el calor ya le estaba pegando duro, pues se veían como bajaban las gotas de sudor de su cara redonda. Otra cosa que me llamo la atención era una gran valija negra que andaba, supongo porque era igualita a una que mi tata tenía.
Sacó un pañuelo y se lo paso por la frente, y me dijo: “muchacho me regala un batido de kiwi, papaya, mora y piña”. Le dije que esa combinación no estaba en el menú, pero que para serle honesto me acababa de hacer uno y que estaba demasiado mortal, así que yo le hacía la creación (saber que luego lo incluyeron en el menú, y yo le puse nombre y toda la vara, vieran que loco…otra vez estoy divagando mucho en este paréntesis…de vuelta a la historia) Tomó el batido, me pago y todo normal, hasta que antes de irse, me pareció que dudo un momento y me dijo, muchacho, tal vez tenga algo que le interese acá, me dijo mientras señalaba su valija. Mi reacción fue de pensar que traía alguna carajada ilegal, o alguno trasto inservible el cual no pensaba comprar… “¿Qué anda ahí?”, le pregunte a tan singular caballero y sin duda la respuesta me pareció lo más estúpido que me han dicho en la vida. Él, muy sonriente y con toda normalidad me dijo… “aquí ando almas”. Mi respuesta inmediata fue intentar retener la risa estúpida que me iba a dar…”almas… almas… almas… almas”. Este mae tenía que estar loco, seguro estaba muy insolado. Supongo que mi cara de escepticismo acompañado del “aja” tan apático que se me escapo, hizo que me dijera… “tranquilo, yo se que usted no me cree, pero vea”. Procedió a abrir su valija.
Adentro de ella había cientos de sobres, si alguna vez han hecho macarrones de cajita, de los que traen un polvito para hacer la salsa instantánea, entenderán exactamente como se veían los sobrecitos, los cuales también parecían estar rellenos de un polvito. Mi primera idea fue que esto era una buena cantidad de coca, así que con una mirada cómplice le dije “¿y a cuanto las…almas…?” haciendo unas comillas con mis dedos, mientras pronunciaba “almas”. De inmediato, cerró su valija, y me dijo que sabía que no me creería, que realmente él tenía la culpa, sin duda se había equivocado, que yo no ocupaba esto, o al menos por ahora, estrecho mi mano, dio las gracias y se fue.
¿Qué demonios había pasado y qué había sido este momento tan surrealista? Llego mi compañero y me pregunto que si todo estaba bien, seguro mi cara de “¿Qué rayos acaba de ocurrir?” era demasiado obvia, le dije que todo estaba tranquilo, simplemente que un mae muy pintoresco había llegado, a lo que el simplemente respondió: “uno se acostumbra”.
Paso el día, estaba en mi camita, tirado, pensando en nada, cuando un mensaje llego a mi celular, Don Daniel Coto se manifestaba (mejor conocido como Danielin), me dijo que se le apetecía ir a tomarse un par de birritas con un compa de verdad. Para ser honesto, hace casi un mes no hablaba con el Danielin, mandaba huevo, siempre habíamos sido amigos increíblemente unidos, pero seguro yo había estado en otras este mes, y no habíamos estado mucho en contacto. Yo no andaba mucha plata, pero qué demonios…uno no sabe que irá a pasar mañana, le dije que pasara por mí (había que aprovechar que el bicho tenía carro).
Resulta que al pobre Danielin, la vida no lo había está tratando muy bien las últimas 3 semanas: la güila le había dado vuelta con otro, lo habían echado del brete, se le había muerto el perro que tenía de hace 12 años, la mamá estaba bien enferma, la hermanilla menor de 15 años había quedado embarazada y para poner la cereza en el pastel, el hermano mayor estaba endeudado hasta el cuello… por lo que el ambiente estaba hostil y el pobre Danielillo anda más que ahuevado. Fuimos a un barcillo, y me empezó a soltar toda la retahíla, yo realmente no sabía que decir, y esa vara si es fea, cuando uno no puede hacer nada más que escuchar, pues realmente no hay nada que aconsejar y el protocolo dicta que uno diga “tranquilo mae, todo va a salir bien”, no me quedaba más que demostrarle apoyo sincero y que si ocupaba un compa con quien hablar, ahí yo estaba disponible 24/7. Después de un par de cervezas, se acabó la charla y cuando me fue a dejar a mi residencia me dijo algo que me dejo pensando: “Manillo, siento como si a lo largo de la vida se me hubiera ido drenando el alma, y simplemente ya no hay más alma que drenar”. Le di una palmada en la espalda y le dije que tranquilo.
Al rato en mi habitación no podía dejar de pensar en esto y el interesante personaje de mucho más temprano, pero… pensaba que fijo eran incoherencias mías.


Habían pasado unos 3 días de la última vez que vi a Danielillo y ahí estaba yo , tranquilo en mi brete, tomándome una de mis creaciones mientras mi compa iba por el ya más que usual blanquito mañanero (yo no fumo, no entiendo como putas hace la gente para estar en esa vara…otra vez divagando…) Cuando de repente, entro al localito el hombre de aquel día, esta vez sentí una sensación bastante extraña, pero en fin, le pregunte que si gustaba un batido como el de la vez pasada, mencionó que de hecho a eso específicamente venía. Preparé el batido, lo tomó, me pago y se dispuso a irse, pero antes de que cruzará por la puerta le dije “señor, disculpe… ¿a cuánto las almas?” No podía siquiera creer que me hubiera atrevido a preguntar eso sin reírme, qué rayos pasaba, ¿tanto me había afectado el comentario del Danielin? Sin embargo, con toda normalidad él se volteo con un movimiento rápido abrió la valija la puso en el mostrador diciendo: “Agarra la que querás muchacho, mas debería antes explicarte cómo funciona la situación por acá…” Agarre el primer paquetito que me encontré y le dije: “gracias, yo me la juego solo”. El hombre con una especie de sonrisa, me dijo “bueno solo sería bueno recordar disolverla en algún liquido, y claro debo decirle que…” lo interrumpí, diciendo “claro, agua, sí, no hay problema, en serio, creo que me la juego solo”. El caballero me vio de arriba a abajo notando que me había atacado una repentina y grande ansiedad, por lo que quizás decidió irse, diciendo antes de cruzar la puerta, “ya pronto volveremos a hablar”.
Realmente me había puesto muy nervioso, qué demonios había hecho, había agarrado un polvo extraño de la valija de un tipo X, el cual decía que vendía almas, bueno…realmente él no había dicho que las vendía en ningún momento…las regalaba… o yo no se…quien sabe qué clase de droga tenía en mis manos, la puse en un bultico en el que solía llevar una mudada para que no me vieran con el uniforme feo e intente olvidar la situación.
Al llegar a la casa, me le quede viendo al sobrecillo, podía ser un poco más pequeño que el tamaño de mi mano, y era de color blanco. Adentro traía un polvito como verde limón… lo olí y no olía a nada, era totalmente inodoro, tome una pequeña pizca y me la puse en la lengua, y no sentí nada, no me provoco absolutamente nada, que demonios sería aquella carajada (y también pensé que lo que había hecho era algo estúpido, mi curiosidad podía haberme hecho pasar un mal rato) ¿Sería este polvito un alma? No, no, no, no. Seguro tanto olor a fruta fresca me había afectado el cerebro, mejor mandaba a la basura esta carajada. Estaba a punto de hacerlo, cuando sonó el teléfono, Danielin estaba afuera y quería ir echarse una birra, el estrés lo estaba matando, puse el sobre en el bolsillo de mi pantalón y salí de inmediato.
Daniel hablaba y hablaba pero yo no podía poner atención, en un momento me pregunto que si todo estaba bien, yo le dije que sí, que era que el brete me tenía muy destruido (mentira) me dijo que iba a ir un toque al baño y en ese momento tuve la idea… ¿y si le echaba el polvillo en lo que se estaba tomando? (además estaba mandándose un roncito con coca, regalado echar la vara ahí). Pero qué diantres me estaba pasando, definitivamente no estaba pensando con claridad, solté hasta una risa, en serio estaba considerando tirar un polvo que agarre de la valija de un desconocido el cual decía que vendía almas en el trago de uno de mis mejores amigos para devolverle su alma “drenada” (sea lo que sea que eso signifique). Definitivamente algo andaba mal conmigo, pero… tal vez un poquito, solo un poquito a ver qué pasaba, solo por curiosidad (mi maldita curiosidad). Estaba echando un poquito, cuando en un pequeño desliz…. Todo el polvo para el trago. De inmediato puse una cara de pánico la cual se fue haciendo cada vez más evidente por que el ron con coca tomo un color rojo casi fosforescente, y empezó a hacer tremenda efervescencia. ¿Qué clase de caballada había hecho? ¿Cómo iba a explicar que esta cosa se hubiera puesto así? Pero no tuve que explicar nada, porque Danielillo volvió, agarro el ron con coca (el cual de la nada había vuelto a su color normal), se lo mandó todo de un solo e hizo un ademán al cantinero para que le sirviera otro. Yo, por el momento veía toda aquella acción con la boca un poco abierta, los ojos muy fijos, y una cara de imbécil. Se termino el otro trago, intente mantener la conversación lo más normal posible, me dejo en la casa y listo… la noche acabo.
Y lo extraño empezó a ocurrir…
Daniel se volvió…diferente…se volvió… un buen tipo… ¿Cómo decirlo?... Demasiado bueno para ser verdad. ¿No me creen? Bueno tengo 4 ejemplos claros que lo demuestran, presten atención.
Poco después de aquella noche, me llamo un domingo, diciéndome que tenía que hacer unos mandados en Chepe Centro, como yo me estaba rascando la panza y no estaba haciendo nada, le die que relajado que yo lo acompañaba. Después de una vuelta o dos, un mae le pidió plata y resulta que le dio unas monedillas. “Mae Daniel, sia idiota mae, ese mae no van a haber pasado 20 minutos que ya se lo va a estar fumando” le dije con mucha chicha. Pero me dijo que mandaba huevo, que uno nunca sabía cuando iba a ocupar una ayudita, además que a la larga si lo ocupaba y una hablada ahí, a mi la verdad no me molestaba esto, pero la vara fue que vagazo que le pidió harina se la soltó, en total compro como 5 chunches de stickers, 3 cajetas, 2 lapiceros, 1 llavero, y le regalo a unos 3 indigentes menudillo. En su condenada vida había alguna vez hecho algo así, siempre le andaba de lejitos a los que pedían, era un angurriento, me extrañaba bastante ese cambio de actitud, pero que mas daba, realmente no era nada malo, la gente cambia sus pensamientos…supongo.
Otra prueba… Me contaron que ahora iba a la iglesia, cosa que sí me sorprendió bastante, Danielillo era casi ateo, cuando se lo comente, su explicación fue que había estado buscando algo que le hiciera un soporte espiritual y que en serio su vida empezó a sentir la necesidad de la conexión con un ser supremo, entre otras cosas… Realmente estaba en todas, pues siempre ha sido algo fundamental en mi vida, pero sin duda, esos cambios de actitudes tan repentinas después de aquella noche no me parecían coincidencia, tiempo atrás Danielillo encontrando a Dios, era como… era como… no se con que compararlo… el punto es que era algo casi improbable.
¿Más pruebas? Empezó a medirse mucho cuando salíamos a tomar guaro, Danielillo, era de pegársela sin medida, pero de la nada comenzó a medirse, no más de 2 birras, no más de un trago, no más de un par de shots. Era como si el hombre se estuviera reformando en todos los sentidos de su vida, se estaba volviendo demasiado correcto…no que fuera un problema, insisto, pero definitivamente era extraño acostumbrarse a este nuevo Daniel. Por lo menos las cosas en su hogar empezaban a salir cada vez mejor, y si bien aun había una que otra bronca, el hombre se mostraba muy positivo y centrado, ya hasta había conseguido nuevo brete, y no se escapaba media hora a fumar, ni se escapaba una hora antes los viernes como siempre había solido hacer, ni le echaba el cuento a las compillas del brete, ni andaba comiéndose al jefe con todos los compañeros.
¿Aun necesitan más anécdotas del cambio? Aquí va otra, a tan solo unas 3 semanas del asunto en sí, paso otra cosa, decidí armar un “rai” a la playa un fin de semana, tenía el sábado libre en el brete así que había que aprovechar, me conseguí un par de amiguitas bien apuntadas, y me lo lleve para que olvidara de una vez por todas que la ex güila lo había tratado mal. Una de las chamacas ya sabía quién era Daniel, ya le había echado el ojo e iba dispuesta a todo. Después del vacilón de todo el día, las birritas, las bromas, el tourcito (bla, bla, bla, bla) cayó la noche, y claro, era la hora de la hora, cada uno se fue por su lado y yo le guiñe un ojo al Danielin, que se perdió con su respectiva muchacha, y me dije a mí mismo “ahora si papillo, lléguele valiente”. Yo, claramente me fui a rulear bien contento, y llegue a desayunar bien contento también (por cierto, qué se habrá hecho aquella güila, prometería otro tourcito como el de esa vez, con solo acordarme…. Que sal, otra vez, estoy en otras… ¡volvamos, volvamos!) Me encontré a la guilita con una sonrisa y a Danielillo a la par de él, pensé en ese momento “este bandido, se dio el gusto anoche”. Resulto ser, que más equivocado no podía estar, nunca hubo nada de nada, Danielillo aun andaba de luto de su relación y quería guardar respeto, además de que si bien se hubiera podido dar mucho, todo hubiera sido sin sentimiento, un puro despecho, además que era mejor no jugar con fuego y que la guila se veía muy buena nota y no sé que montón de sublime cantidad de… porquería más me dijo (en serio, que clase de hablada tan exageradamente hedionda) Al final se termino haciendo “super amiguis” de la guilita que le había conseguido, lo siguen siendo y no sé que más, el punto es que… ESE NO ERA EL DANIEL COTO COMPA MIO. Si había algo que tenía este mae, es que era todo un galán, chamaca que tenía la oportunidad de engatusar, le soltaba tremenda hablada, y quien sabe qué clase de magia tenía que siempre conseguía lo que quería y más…pero no… ahora resultaba que don Daniel se nos reformaba, ahora se portaba bien, ahora hacía lo correcto… Esto era raro, insisto, no que estuviera mal, yo sé, yo sé, pero… mae… ¿en serio?
Una anécdota final, ya sé que está sería la quinta, pero igual, entre más pruebas mejor. Pasó a mi brete a comprar un batido, para “ayudar al negocio de su buen compa”. Ya… ese mae en su jodida vida hubiera hecho eso, además adopto un zaguatico, dio una cuanta ropa que no necesitaba a la caridad, ya no decía tantas malas palabras, y fue a visitar al abuelo al asilo por primera vez en 4 años, contactó a los compas que había dejado de frecuentar y constantemente cuando tenía chance andaba buscando como ayudar a cualquiera que se lo pidiera. Un día llame a su madre, a ver como seguía de la enfermedad, y resulto ser que ella también me comento lo alegre que la tenía la nueva actitud de Daniel. Pero quizás lo que me dijo este mae el día que paso por mi humilde bretecito, fue lo que más me impacto, antes de irse me dijo…”sabes mae, siento como que mi alma volvió a mi cuerpo, que varas, pero me siento diferente mae, me siento bien” y se fue… simplemente se fue.
Eso último ocurrió tipo 10 de la mañana, cuando por ahí de las 11 en punto, mi compañero de brete iba por el condenado “cigarrete break”, un minuto exacto después de su partida, entro por la puerta… él… él había vuelto. Pantalón, negro, saco negro, corbata negra, sombrero, negro, camisa blanca, anteojos oscuros, alto, redondo y con su valija negra. “Hace rato que no venía por acá, me das el de siempre por favor”. Sentí, como si un río de hielo pasara por mis venas, pero plante las patas en la tierra, era momento de conseguir respuestas. “Si claro, ya se lo hago, deme un toque”. No había ni empezado a indagar cuando el caballero me dijo: “¿Y qué tal le ha resultado, el alma nueva al amigo suyo?, sabe espero que no le haya causado problemas, es que usted estaba tan atarantado que ni me dejo explicarle que…” Lo interrumpí, le dije que no estaba mal, que realmente aun me costaba tragarme que esa vara era en serio un alma, pero que no podía notar que habían empezado a aparecer ciertos cambios de la nada, quería saber que era la trama.
“No me extraña muchacho, déjeme adivinar, ahora está…reformado, por decirlo de alguna manera, se anda portando bien, y tiene una actitud positiva hacía la vida, como si se hubiera vuelto casi perfecto, pero aun conserva ciertos defectos, y más que todo se ha vuelto un tipo con ganas de ayudar al resto sin importar como”. Esa era la descripción muy resumida, mas exacta de lo que estaba ocurriendo. “Mae, ¿pero usted que, es una especie de acosador, nos anda siguiendo, trabaja para el gobierno, hace magia negra, qué es la vara, además como supo que era para mí compa?” Le pegó tremendo sorbo al batido y se río y dijo: “nada que ver, ninguna de esas opciones muchacho, yo simplemente lo sé, intentaría explicárselo, pero usted probablemente tardaría años en entenderlo. Lo que le quiero decir es que el sobre del alma que usted agarro, contenía un alma pura, por eso tan notable la avalancha de cambios para bien que han llegado a la vida de su amigo, yo intente explicárselo, pero como le digo, usted se ve muy atarantado, interrumpe y pone una cara de nervioso que invita a mejor dejarlo solo, espero que no haya causado mucho problema”. En realidad no los causaba, como insisto costaba acostumbrase al buen Daniel, ¿Por qué sería? Será acaso que estamos acostumbrados a vivir entre gente de porquería, gente que engaña, que no mide el exceso, que no le importa jugar con los sentimientos de los demás, que incorpora la deshonestidad poco a poco en su vida, superficial, egoísta, será que en serio nos estamos hundiendo entre nosotros mismos y no nos damos cuenta (sia tonto, me puse muy filosófico ahí).
“No, realmente no ha causado problemas, creo que le ha hecho muy bien” le dije con una especie de sonrisa. “A bueno, que dicha, no todo el mundo está preparado para esa alma, no en esta sociedad, cuesta amoldarse, y a los demás les suele chocar. Yo intente explicarle que había gran variación de almas ahí, que podían provocar reacciones diferentes en el comportamiento de las personas, que eligiera con cuidado, pero como le repito, usted parece ser un tipo atarantado y no me dejo explicarle bien las cosas”. Solo pude responder con un…disculpe.
En eso varias dudas me invadieron, le pregunté que de donde se robaba esas almas, apuestas con el diablo, o las compraba, o cómo era el negocio. El hombre se río y me dijo que yo pensaba siempre cosas muy siniestras, que la llevara suave. “Yo no robo almas, muchacho, yo recolecto almas”. Yo quedaba en las mismas, para mí que era algo mal habido. “La misma gente se encarga de poco a poco irse despojando de ella, olvida que tienen algo adentro que los hace únicos y diferentes en este mundo, yo la tengo bien fácil, no debo robar nada, no debo destruir nada, no debo crear nada, simplemente recolecto aquello de lo que la gente se va deshaciendo poco a poco, y le doy a algunos la oportunidad de recuperarlo, mas no doy opciones cerradas, ofrezco variedad de colores y sabores” Volvió a tomar un buen trago del batido y me dijo si tenía alguna pregunta o duda. Yo estaba callado, procesando lo que me había dicho, era una historia difícil de tragar, pero había llegado la hora en que estaba en mí creerlo todo o no…y aunque parezca irracional, lo estaba empezando a creer todo.
“Me cuesta creer esto” le dije. El dijo que sabía que eso pasaría así que sin avisar me puso una mano al lado del cuello, yo simplemente no hice nada, dio como un pequeño apretón en mi cuello y en su mano pude observar algo que parecía un poco de polvo de un lado, y del otro algo que parecía un liquido espeso de color verde. “La estás maltratando mucho, trátala con cuidado”, tomo el contenido y me lo puso en la mano. No sentí absolutamente nada, solamente sé que había vuelto algo dentro de mí. Me quede callado, sin aliento, con los ojos muy abiertos. El tipo se despidió aún cuando yo estaba en estado catatónico y nunca más lo volví a ver.
Entró mi compañero por la puerta diciendo, “que raro ese mae que iba saliendo, yo creo que ya lo he visto antes”. No le respondí nada, solamente procedí a echar un poco de frutas al azar en la licuadora y me prepare mí batido diario, me senté callado y sin decir nada. Tome un sorbo y le pregunte al compadre de uniforme chillón: “mae… ¿Vos crees en el alma?”. Su respuesta fue: “Ay huevon…debería dejar las drogas”. Reí un poco con un dejo de amargura… si al menos consumiera alguna sustancia rara, esto podría justificarse como una alucinación, pero no. Se sentó a la par mía y comentó: “yo si sé algo, esa combinación que usted hace manillo, revitaliza cuerpo y alma”.
Cuerpo y alma….cuerpo y alma…esas dos palabras resonaban en mi cabeza, tome otro sorbo y pensé “hay cosas en esta vida que simplemente no tienen explicación”.

Nota Final: El personaje del cuento se iba a llamar Daniel Araya, puse que yo no conocía a ningún Daniel Araya (realmente así creí que era) pero resulto ser que tenía a alguien en Facebook llamado Daniel Araya, quien me hablo por el chat justamente cuando escribía este cuento… No creo en tales coincidencias, pero mejor le invente otro apellido… Quizás fue una señal del recolector de almas.

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