jueves, 31 de marzo de 2011

Invierno Eterno

En tu mente siempre es invierno
Ya empiezan las revueltas de mayo
Ya empezaron los dilemas de abril
Y tu corazón aun sigue abarrotado

Las luciérnagas se movían frenéticas
El agua parecía hecha de negros diamantes
El aire tan frío que rozaba la piel
Lo intentamos, pero no éramos los de antes

Oímos las notas de una vieja guitarra
Mientras descendíamos por la montaña
Tal vez nos sentíamos vivos por la noche
Pero estaríamos muertos por la mañana

La ciudad arde, pronto habrá cenizas
Llamas azules y verdes la devoran
Alcanzamos el éxtasis entre humo y neón
Las mentiras fluyen y las verdades demoran

Construiste un castillo en arena movediza
Desafiaste a la naturaleza, grave error
Ella vencerá, ella siempre prevalecerá
Y cuando te des cuenta, no sientas rencor

El demonio dormido despierta a veces
Merodea por los rincones, se ríe y escupe
Se deleita observando el predecible espectáculo
Es inteligente, malvado, todo lo deduce

Compra más gasolina, crea más fuego
La ciudad grita porque está en llamas
Derrite el pedazo de hielo que tienes en el pecho
Siente como fluyen las ideas más insanas

Pero todo vuelve a una relativa calma
Solo el silencio de ángeles de concreto
Que se apodera de cada esquina y avenida
Y quedan crucificados los corazones de cemento

Dibuja promesas en el aire para mí, una última vez
Quiero ser poseído por el espíritu de la vida
Quiero caer una vez más en el imperio de la mentira
Y dejar que el azar sea el que todo decida

Al llegar al pie de la montaña, lo supe todo
Que eran segundos para que todo acabara
Que mis augurios siempre fueron correctos
La luz negra nos decía que aquí todo finalizaba

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miércoles, 30 de marzo de 2011

Un 25 en la 24

Nota: Un pequeño poema que escribimos mi querida amiga Jessica Álvarez y yo. Esta unión quizás fue inesperada, pero me alegra que se haya dado. Después de muchas divagaciones existenciales salió un poema interesante. :D

Quiero ser una oruga cristalizada
Y no salir hasta que todo haya pasado
Me llamaré Crisis
Y algún día volaré sin ataduras

Pero hoy tengo el poder de huir
mas no sé si quiero salir de aquí
No quiero tomar decisiones
Tengo miedo de salir de esta caja

¡Oh ser inerte! ¡Decide mi destino!
¿Hacia dónde debo volar hoy?
No importa el refugio que escoja
Tendré que herir alguna mirada

¿Por qué de mi depende crear lagrimas?
¿Será odiado mi corazón por mi decisión?
Me pregunto qué habrá en otros caminos
¿Será que podremos vivir tranquilos y en paz?

El caos genera mil preguntas
Mas no ofrezco ninguna respuesta
El tiempo se consume en angustía
Y la hora de mi decisión se hace inminente

¡Maestro Poeta! ¿Cuál trillo debo andar?
Mi mente es mi deseada prisión
Mis palabras son mis crueles armas
Grito a las nubes pero ellas ni se inmutan

(25-03-11) Jessica Álvarez
Fernando Obando

viernes, 25 de marzo de 2011

Satan's Work

Today he woke up and smiled
He knows life is unpredictable
That the only real and sure thing
You’ll ever had is that you’ll die
He saw her once in a dream
But maybe everything was false
He gave his body away to decadence
Self-destruction is what he chased

Now that he knows she’s real
He just don’t know what to do
He made the calculations wrong
Time is a really pain in the ass sometimes
Another crossroad to face
Another path in the night
Another afternoon in heaven
But another night in hell

Run away won’t solve anything
Fade away won’t fix anything
Life is full of crossroads
But I know we’ll survive

No matter how much chaos
No matter how much fights
No matter if it starts to hurts
This are the best days of our lives

Today he woke up and smiled
He knows life is unpredictable
He caught himself thinking
“Why you didn’t show last week?
Maybe everything could be different”
I said “Well my friend, sometimes
You know that you have to think it twice
Ask to yourself, what you really want?”

Oh my friend is so hard to walk
When you don’t know what you want
He wishes he hasn’t learned
Some lessons life teaches you
He says “I won’t plan anything
I Think god is real, and he hates me
But I still have a little bit of freewill
I’m going to drink this poison fast”

Run away won’t solve anything
Fade away won’t fix anything
Life is full of crossroads
But I know we’ll survive

No matter how much chaos
No matter how much fights
No matter if it starts to hurts
These are the best days of our lives

So much irony has to be a crime
So much cruelty has to be a joke
This can’t be happening to you
This can’t be happening to you!
There’s no other explanation
This is Satan’s work

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martes, 22 de marzo de 2011

Stellas Spectamus

No matter where you hide
No matter where you run
The wave is going to get you
The wave is going to find you

She can live without us
We can’t live without her
It’s obvious, but we are stupid
Self-destruction mode is on!


Puedes ir a la montaña más alta
Puedes irte al bunker más lejano
Busca candados, provisiones y demás
Todo lo que hagas será en vano

Poison her blood, drain his vitality
Is this progress? This is no fuckin’ progress
This is suicide, this is annihilation
This is the creation of the most awful death!

Create more weapons and more war
This is what you get, you blind idiot
This is how you destroy everything
When you try to play god


Puedes ir a la montaña más alta
Puedes irte al bunker más lejano
Busca candados, provisiones y demás
Todo lo que hagas será en vano

Crees dominarlo todo, cuando no dominas nada
Cegado por la arrogancia, cegado por el ego
Nuestra madre se sumerge en horas de agonía
Estás creando la forma más macabra de matar

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viernes, 18 de marzo de 2011

Eucalipto

Yo tengo sueños
Aunque muchas veces
Sean solo a blanco y negro

También tengo fluorescencia
Que se combina con la sangre
En las venas de las estrellas

Tengo mil esferas huecas
Todas cargadas con gasolina
Y cien hojas de eucalipto

Buscamos canciones, buscamos anhelos
Encontramos tristezas y también alegrías
Buscamos amores, buscamos razones
Encontramos locura y también epifanías
Algunos intentan cambiar, o eso dicen
Algunos siempre nos sentimos igual

Me pierdo en un desierto
De fuego, aire, agua y tierra
Está en tus ojos, está en tu puerta

Tengo un alma capturada
En una canción sin letra
Que solo una vez al año suena

Tienes un corazón de plastilina
En tus palabras resuenan campanas
En tus palabras recuerdo una tonada

Buscamos canciones, buscamos anhelos
Encontramos tristezas y también alegrías
Buscamos amores, buscamos razones
Encontramos locura y también epifanías
Algunos intentan cambiar, o eso dicen
Algunos siempre nos sentimos igual

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martes, 15 de marzo de 2011

No Hay Nada Que Pueda Ser Salvado

Extremadamente decepcionado
Aburrido de todo
Las buenas noticias no me sorprenden
Todo es circular, todo es circular

Otra pastilla para hacerme dormir
Otro día sin sentido
Siempre caminando solo en la calle
Todo es circular, todo es circular

Intentando encontrar fuerza
Cuando sientes que te estás ahogando
Tratando de contener las lágrimas
Cuando has perdido toda esperanza
Tratando de encontrar apoyo
Cuando nadie cree en ti
Tratando de curar tu corazón
Cuando solo te quedan pedazos de él

Una vida que ha sido programada
Otra noche en divagaciones
Creí que podíamos llegar a algún lado
Me mentí otra vez, lo hice

Regalando sonrisas totalmente falsas
Atrapado en el pesimismo
La apatía consume mis venas lentamente
Me mentí otra vez, lo hice

Intentando encontrar fuerza
Cuando sientes que te estás ahogando
Tratando de contener las lágrimas
Cuando has perdido toda esperanza
Tratando de encontrar apoyo
Cuando nadie cree en ti
Tratando de curar tu corazón
Cuando solo te quedan pedazos de él

Es la misma maldita basura siempre
Desearía algo distinto
Algo que haga esta caminata menos vacía
Una luz que me acompañe

Desearía sufrir de amnesia temporal
A veces es bueno olvidar
Pero miro sin ninguna ilusión hacia el futuro
Todo es circular

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viernes, 11 de marzo de 2011

La Pieza Faltante

Una estrella vuela a tu alrededor
Mientras caminas sin pensar
Tus pies ya no siguen a tu mente

Te sientes solo en la noche azul
Aturdido por el sonido del amplificador
Que te dejo un pitido en el oído

Y aunque caminas
Más solitario que los demás
Y aunque callas
Un poco más que los de atrás…

No dejas de tener esperanza
Siempre anhelando un sueño
Algo que llene ese maldito
Agujero negro en tu corazón

Más de una vez yo te pregunte
Sino quisiste al carajo el mundo mandar
Y tú solo te reíste y algo murmuraste

Varias veces te dijeron masoquista
Pero simplemente no te entienden
¿Quiénes son ellos para juzgar?

Y aunque caminas
Más solitario que los demás
Y aunque callas
Un poco más que los de atrás…

No dejas de tener esperanza
Siempre anhelando un sueño
Algo que llene ese maldito
Agujero negro en tu corazón

Un día hablando acerca de la vida
Me dijiste que tarde o temprano
Encontrarías la pieza faltante

Que ese día ibas a ser demasiado feliz
Que darías hasta la última gota de tu alma
Para crear una historia de alegrías

Y aunque caminas
Más solitario que los demás
Y aunque callas
Un poco más que los de atrás…

No dejas de tener esperanza
Siempre anhelando un sueño
Algo que llene ese maldito
Agujero negro en tu corazón

jueves, 10 de marzo de 2011

Yo No Decido

Sos un clavo incrustado
En lo más profundo de mi corazón
No pareces oxidarte
Sos un clavo que se niega a salir de mí

Busco algunas respuestas
Pero todos los intentos son patéticos
Vuelvo al inicio siempre
Me declaro débil, indeciso y obstinado

Cuando respiro me duele
El tiempo se diluye en mis manos
Me mareo al ver el cielo
Y caigo derrotado en el piso otra vez

Cuando veo esa escena
Me arde la sangre y se amarga mi boca
Yo no supero nada
Solo aprendo a quedarme atrapado

Yo no decido
El destino conspira
Esceptico de lo que veo
Yo no decido
Solo me enredo
Creo lo intrincado
Deseo lo ajeno
Dejo ir lo bueno
Me pierdo en mi mente
Y despierto de golpe

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miércoles, 2 de marzo de 2011

El Sonido De La Ciudad

Otro cuentito que hize junto a mi querido Hermano Fauh Jimenez! El segundo de una unión literario la cual he disfrutado enormemente. Espero sea de su agrado el resultado final.

Dedicado con muchísimo cariño a todos los músicos de este país que, la benda de sus ojos hace rato destrozaron y sus melodías le devuelven día tras día la esperanza a esta nación...

Una brisa calmante en pleno amanecer. El sol al salir alumbra el hermoso paisaje capitalino de San José. Cae un rayo muy sutilmente sobre la Avenida Central. Entre diálogos y adoquines pisoteados, ¿Cuántas cosas no han de suceder aquí? Sin duda, son numerosas las historias. A pesar de todo, cada una diferente y con diferente narrador. Esta sin excepción, difiere al resto en personajes y acontecimientos, aunque varios presenciaron lo sucedido sin saber.


Dicen por ahí que era el mes sétimo del año, ya casi llegando al mes de la patrona de este país. Ya la gente por supuesto pensaba en cual iría a ser el regalo para sus madres en ese día tan próximo ha venir. Algunos corren por que hasta ese día se acordaron que tenían una madre. Otros, no se apresuran y saben que con un simple abrazo es más que suficiente. Entre tantas carreras y ligeros caminantes, se escucha en medio de los edificios la melodía de un saxofón.



Su nombre, realmente nadie sabía. Solo sabían que siempre estaba ahí en el mismo rincón, a la misma hora y con el mismo atuendo, todos los días deleitando a cuanta persona se diera el placer de pasar por esa parte de la Avenida Central. Algunos lo miraban con desprecio. “Un músico muerto de hambre” dijeron algunos. Por otro lado, otros pasaron y se le quedaban admirando e inclusive, aplaudían al terminar una canción. Sin falta, algunos muy amables le dejaban una pequeña propina, pero se podía observar cómo realmente ese no era su objetivo. El tocaba con y para la gente que pasaba. Se notaba que era un hombre muy tranquilo.



Relatan algunos, que en más de una ocasión ha sido requisado por oficiales de la Fuerza Pública, mientras a sus espaldas ya habían ocurrido más de un par de asaltos. No saben si portaba alguna droga ilegal puesto a que nunca fue escoltado a alguna patrulla ó arrestado. En otras ocasiones, ayudaba a esos oficiales a dar con algún delincuente que corrió por las cercanías de “su escenario”. A eso de las siete de la noche, guardaba su saxofón, recolectaba las propinas y se marchaba a su hogar probablemente.



Ya para no perdernos mucho en rodeos y vueltas, un día decidí ir a pegarle una visita a este ícono capitalino que, a la par de Marito Mortadela, ya se estaba convirtiendo en parte del paisaje de la gran avenida. Tome el bus temprano y llegué al centro capitalino. Se siente ya la gran patada en el olfato de olor a pollo frito con colonia barata. Se logra distinguir en los ojos de algunas personas un disgusto con la vista de la ciudad y un miedo a ser víctima del hampa nuevamente. Otras, caminaban muy despacio y tranquilamente, fumaban sus cigarrillos en plena Plaza de la Cultura y desahogaban sus penas en nuestra amada pequeña ciudad.



Al llegar al sitio, me llevo la sorpresa que aquel saxofonista estaba ausente. “¿Y ahora que pasó?” me pregunté. La duda me llevó a acercármele a un vendedor de lotería que estaba cerca. Su respuesta me dejó un poco extrañado, debido a que dice que no tiene la más mínima idea de que se hizo la verdad. Llevaba un par de días ya la avenida sin sus melodías, volviéndose nuevamente tan monótona como lo era antes.



La duda me siguió rodando en mi mente. Decidí volver el día siguiente al sitio, y nuevamente aquel músico no se encontraba. Ya se comenzaba a extrañar la gente. Fui a preguntar por más información a algunos comercios aledaños a donde el saxofonista solía deleitar con sus canciones. “Si, la semana pasada fue la última vez que lo vi. Agarró las carajadas y como que se veía un poco agüebado el mae. Se sacó un blanquillo se lo fumó ahí solo como siempre y después jaló…” me respondió así una muchacha que estaba comprando lotería (y… ¿Porqué nuevamente al hombre de la lotería si no sabía nada? Que bruto más idiota…pero algo saqué al final por lo menos.). Le agradecí y se fue ella por su camino. Al verla alejarse pude escuchar unos cuántos piropos, los cuales por supuesto eran de índole un poco soez por parte de algunos “caballeros”.



Decidí volver, pero al día siguiente no me fue posible. El trabajo…claro. No podía salirme tanto de la rutina, ya sería muy irreal eso. Sin embargo, entre cafés, cigarrillos, presas, tertulias y un par de discursos del jefe, me carcomía por dentro esa duda de que habría pasado con aquel talentoso saxofonista que le devolvió un pedazo de alegría a San José, la cual hace rato había perdido.



Como es de costumbre, a la hora del almuerzo voy al comedor de mi empresa a comerme mi tan bien preparado almuerzo. Se sientan un par de colegas conmigo e inmediatamente llega la pregunta “Mae, ¿Viste la mejenga ayer? ¡Jueputas más perras!”. Decidí vacilar un rato con ellos, un par de risotadas me sacaron al escuchar de un lado “me cago en la lagartija morada” y del otro “la puta gata rojinegra”(los dos son una mierda al final de cuentas, pensé). Posterior al análisis profesional de la jornada deportiva del fútbol nacional, viene un comentario el cual me dejó pasmado. Escucho que dice uno de mis compañeros “Mae, ¿Y no has visto que se perdió aquel maecillo que tocaba sax ahí en chepe? Vieras que vara más rara”… Entré yo nuevamente en la conversación a ver que sabían ellos del tema. Dicen que por ahí escucharon, que aquel hombre en esa noche de jueves se sentó frente al Teatro Nacional posterior a su “concierto”. Lo admiró por un momento y comenzó a llorar. Dicen que luego que se compuso, agarró sus cosas y nuevamente se desvaneció entre la población nocturna de San José. El misterio parecía crecer aún más y más.



Vuelvo nuevamente a la Avenida Central. Una semana y media posterior a la misteriosa desaparición. Vuelan entre los edificios los gritos de los vendedores ambulantes y se observa como en cuestión de segundos, recogieron todo su negocito. Un nuevo record mundial, fue la frase que voló en mis adentros. Llegó al escenario, sin su artista de nuevo. Me encuentro al vendedor de lotería ahí donde siempre está sentado diciendo “hoy juega, hoy juega” (Ya pasó una semana, algo tiene que saber, ahora así ya no parezco tan imbécil). Entonces me le acercó nuevamente a preguntarle si ahora sí sabía algo. A punto de contestarme, llega un hombre furioso y le revienta un billete de lotería en la cara. Sinceramente, no puedo recordar exactamente porque fue semejante zipizape que se armó en pleno boulevard, probablemente no me importó mucho. Entre gritos del vendedor de lotería y el otro caballero en ira haciendo referencias a su madre, decido sentarme a observar como parecen haber cambiado las cosas ahí en la avenida. Como si hubieran robado un pedazo de su identidad. A eso que llega un chiquito y me dice “Oiga muchacho, yo oí que ese, el señor que tocaba aquel chunche, se fue de tanda aquella noche y que lo vieron borrachititico en un bar horrible de por acá, pa abajo queda por si quiere ir a pegarse una vuelta y preguntar…de paso, ¿No quiere comprarme un lapicito?” lo dijo mientras me mostraba lápices de diferentes colores y tamaños. Al final le compre uno agradeciéndole la información y el nombre de la taberna donde se vio al artista.



Finalmente, al día siguiente llega el viernes. Un día común y corriente, se acercaba el día de la madre ya. A eso de las 3:30 de la tarde pido permiso para tener un legítimo “cigarrete break”. Me lo acepta mi jefe y un compañero se viene conmigo a quemar el tiempo para que dieran las cinco de la tarde (cosa que no me hizo mucha gracia debido a que la conversación que iría a empezar el colega sería casi como un relato erótico en plena película pornográfica…). Eso que salimos, y empezó… En un momento hasta el cigarro se apagaba de semejantes descripciones de cómo una mujer tiene la vulva, mis orejas iban a sangrar de saber como… ¡ay Dios mío! Mejor omito eso… Pero como era bueno para echarse sus tragos me pregunta “Mae, di qué? ¿Vamos por un tapiz ahora?” claro que pensé por dentro que no iba a ir a aquel bar que me dijo el chiquito en solitario. Acepte su invitación y, sabiendo que el conoce estos bares de mala muerte, le pregunte que si conocía el bar “Los 7 colores”. “Mae…claro que se donde queda, pero mae… ¿porqué ahí? ¿Se te mojó la canoa?” me respondió al ser cierta mi suposición. Al final, logré convencer a semejante pervertido prometiéndole que después iríamos a algún night club e inmediatamente, se le pintó una sonrisa en su vulgar cara.



Salimos del brete después de un viernes particularmente aburrido, mi buen compañero me decía: “Mae, recordame por que es que primero vamos a ir al bar de playos”. Hay que tenerle paciencia a este tipo, pues aparte de homofóbico, sexista y xenofóbico, también tiene la cabeza más cerrada que un bombillo (correcto, el tipo es todo un ejemplo a seguir). Le hice un resumen de la historia como por séptima vez y simplemente se limito a emitir un “ok ok, ya ya”. Meditó un segundo. “Mae ¿Y si el huevón ese no está?”. Me negaba a ir con un pensamiento pesimista “Pues al menos espero averiguar algo, una señal, lo que sea”. Se tranquilizó un poco pero al rato me dijo “mae… vos si tenes varas raras”. Lo tome como un cumplido, aunque me plantee si realmente no me estaba obsesionando con esto de encontrar al saxofonista. Pero era indescriptible, no sé si era una corazonada, una epifanía, una visión, no sé qué demonios era, pero algo me decía que debía encontrar a ese tipo y debía hablar con él.



Al fin llegamos al famoso bar. Pues dicho y hecho, parecía ser que la mayoría de la clientela (por no decir toda) era gay. No soy un tipo prejuicioso, ni mucho menos, pero no negare que me sentía fuera de lugar, un poco incomodo. Me dirigí con mi compañero a la barra y una voz melodiosa nos recibió. “Hola corazones, ¿Qué van a tomar?” Pedí un par de birras, y en una que viene y otra que va, llamé al bartender para preguntarle por mi objetivo.



-Disculpe Caballero

-Hay cariño, decime Marquito. ¿Sos nuevo por acá?

-Ok, este….mmmm, Marquito. Digamos que sí soy nuevo por acá. La cosa es que…quizás te suene extraño, pero vieras que ando buscando a un tipo, que solía tocar saxofón en la Avenida Central. Y pues, un chamaquillo el otro día me dijo que lo habían visto por acá. No sé, me gustaría contactarle o no sé si sabes algo. Lo que sea.

-Ay Niño, no me digas que andas enamorado de Javiercito

- No no no. Me estás malentendiendo…yo no soy… bueno este, ósea, yo no le hago a, quiero decir… a mi no me cuadran los maes, es decir no soy, como le digo… – mi lengua estaba bien trabada

-Ay Tranqui. No sos gay, no te preocupes. No tenés pinta y tu amiguito tampoco.

-Mae póngale, ya quiero jalar de acá- Replico mi compañero bien amargado

-Bueno, eee…. Marquito. Es que en serio me gustaría hablar con este señor. Algo me dice que debo contactarlo.

-Ay vos estás medio safadillo. Pero sabés, te ves un buen tipo. Mira…es cierto Javi, viene a veces por acá, se toma unas cervezas y hablamos mucho de la vida. Sabes, es un tipo muy interesante. Tantas historias, tanta sabiduría la de ese hombre. Pero ultimadamente le ha agarrado terrible, ahí termina siempre borrachititico y Dios…ay yo no sé qué hacer ya con el Javi. Mira, a lo que oí, dijo que el domingo sería el ultimo día que volvería a la ciudad a tocar. Yo nunca lo he oído tocar en la ciudad, pero él ha tocado acá unas canciones. Y… Dios mío – El simpático Marquito le dio una voltereta a sus ojos – que bárbaro como toca, ese hombre tiene el don.



Estaba que no cabía de la alegría, parecía que la vida me había dado una segunda oportunidad, Javier (el cual suponía yo era el nombre, de tan misterioso saxofonista) iba a visitar la ciudad, una última vez, debía verle, hablarle, lo que fuera. Nada me impediría ir el domingo a la ciudad. Realmente no sabía que le iba a decir, quizás la pregunta principal era el porqué de su desaparición. La voz de mi pintoresco acompañante me saco de mis pensamientos. “Mae que… ¿Ya podemos jalar de esta madre? Quiero ir a ver a las puticas sabrosas, aquí solo platanazos”. Lo volví a ver y tenía esa cara de depravado sin cerebro que no podía ocultar (ni aunque su vida dependiera de ello). Me despedí del famoso Marquito, no sin antes agradecerle repetidas veces la gran esperanza que me había traído. “Elegí vos el night club mae, hacéme el honor” le dije a mi compañero, pues promesa es promesa y si hay algo que vale para mí, es mi palabra. Al fin y al cabo, en lo único que podía pensar era en el domingo.



La brisa de un 14 de agosto me recibió amigablemente, el día anterior se había pegado un aguacero tan infeliz. Yo solo le rezaba a diosito de que me hiciera la jugada para que no lloviera hoy, y parece que oyó mis suplicas, pues si bien no era el día con el clima más alegre, todo pintaba bien.



Tome el bus de chepe y me encamine a la Avenida Central, podrían ser las tres de la tarde. Cuando me acercaba hacía donde solía estar el saxofonista. Mi corazón se detuvo. Lo oía. Podía oírlo. Ese sonido no se perdía, las notas del saxofón impregnaban el aire capitalino. Sin pensarlo, apresure el paso para llegar rápido a mi destino. Ahí estaba él.

No quise interrumpirle, me acerque lentamente, y espere pacientemente a que terminara la canción que entonaba, la cual sin duda era una obra de arte, no sabía si era una composición de alguien, si tan solo improvisaba, o algo que había compuesto él. El punto es que cualquiera que se hubiera tomado la libertad de realmente apreciar la canción, se hubiera dado cuenta que el tipo derrochaba talento como a él le daba la gana. Unos cuantos aplaudieron, otros cuantos dejaron unas monedas como de costumbre, otros siguieron como si nada hubiera allí.



Al terminar, me le acerque.



-Don Javier, disculpe – dije con voz un poco temerosa. El me miro de repente, me miraba muy escépticamente.

-Disculpe, ¿le conozco, caballero?

- Bueno, no precisamente, pero digamos que soy un admirador suyo. Siempre admiré como tocaba el saxofón, pero desapareció y ahora, volvió. Pero, ¿Porqué se fue?, ¿Va a volver?- Solté una avalancha de preguntas y parecía que ni yo mismo entendía donde estaba empezando y donde estaba terminando y para agregarle el toque bonito… me estaba enredando como nunca.

- ¿Ya le compraste el regalito a tu mamá?



Me Quede callado, Javier parecía ignorar mis preguntas y me había agarrado con una salida un poco extraña.



-No, no lo he hecho…pero ¿Eso que?

-¡Vaya cómpreselo huevón! – Me interrumpió alegremente

-Pero Javier, yo quería saber…

-Hagamos un trato- Me volvió a interrumpir con tranquilidad el hombre – Vaya cómprele el regalito a su mama, viva tranquilo una semana, que le parece si lo veo acá el próximo viernes cuando salga del brete y vamos por un café. Responderé todas sus preguntas si así desea.



Estaba un poco azurumbado (como cuando a uno lo frenan en seco) Sentí como que mi cerebro había colapsado, pero acepte la propuesta de Don Javier (ahora que lo miraba detenidamente, parecía que el hombre ya había recorrido su kilometraje). Me despedí de él y me dirigí a la Avenida a comprar el famoso regalito.



El día de la madre, llegó y se fue. Estaba feliz porque parecía que había encontrado un poco de paz mental, estuve un rato con mi madre en su día, vi a los familiares, comí rico, en fin. Todo tranquilo. Pero conforme empezó la semana, me ponía más ansioso y quería que llegara el condenado viernes. “Guaro, guaro, sia maricón” decía mi buen compañero de trabajo el viernes poco antes de salir en uno de mis ya conocidos “cigarrete breaks” que eran los que me ayudaban a liberar un poco de tensión. Ignoré el llamado al guaro y le dije que disculpara pues, ya tenía planes. “¡Sia tonto! Ah mae, que pereza con usted, di será después, no hay nada”. Y así logre evadir su maldita insistencia.



Salí del brete y me fui derechito al sitio. Ahí me encontré a Don Javier entonando una melodía bien hiperactiva en el sax. Se detuvo, agarró sus cosas y me dijo que si nos poníamos en marcha. Me dijo que fuéramos al cafecillo que estaba por el correo, que un día había ido y había estado bien bueno.



Ya sentados decidí reformular la pregunta que tanto me carcomía el cerebro



-Don Javier, ¿Porque se fue? Sabe, hacía la avenida menos monótona, le daba vida a la ciudad…bueno… le sigue dando. Pero agarraba esa sensación de que había algo menos gris en las calles, de que la ciudad no era tan hostil como parecía.

-Sabes joven, me alegra que al menos alguien haya entendido parte de mi objetivo. Dime ¿Cuántos años tienes, muchacho?

-Yo…pues 25. Tengo 25 años Don Javier

-Pues yo 49, ya casi llego a la media teja. Sabés muchacho… yo vengo a la ciudad desde que tengo recuerdo, tal vez no la vi nacer, pero si vi como llegaba a su apogeo, como cambiaba, como se transformaba, como nosotros convivíamos con ella. Siempre me amparó. Te sonara estúpido, pero yo me enamoré de la ciudad, de sus ruidos, de sus luces, de su diversidad, de su gente. Aquí viví alegrías, viví tristezas, compre mi primer saxofón, me enamoré, me desenamoré, lloré, reí, grité, sentí lo que es vivir la vida, dolor, felicidad, no una cosa mejor que otra, solo una gran lista de experiencias que ahora al recordar, llenan mi mente con el placer de tantas vivencias y la alegría de estar vivo. La ciudad ha sido el escenario de mi vida, y también de mi música. Ha sido el escenario de muchos acontecimientos para mucha gente, sin duda. Pero en mí caso, siento una conexión, como nunca la he sentido con otro lugar ¿Crees que hago esto para ganarme la vida?

-En realidad, yo no sé, este, Don Javier, no sabría – Me puse un poco nervioso.

-No muchacho, yo soy un abogado. Para nada necesito esto. He tenido buenos empleos, tengo mis clientes y puedo ejercer cuando me dé le gana. No creas que rechazo las propinas que generosamente me dan, pero la mitad de esas se las doy a otros artistas, o a gente que veo que deposita su esperanza en una pequeña contribución. ¿Sabes por qué hago esto?

- Dígame Don Javier- en realidad se me ocurrían mis hipótesis, y quería adivinar o al menos exponerle mi punto de vista, pero decidí mejor escuchar lo que tenía que decirme

-Pues quiero dar vida. Así es. La ciudad me ha dado vida a mí, muchacho. Me ha envuelto con sus ruidos, me ha mostrado el camino a casa muchas veces que anduve perdido, aquí he sentido lo que es dar tu amor a más no poder a aquella persona que hace que tu mundo no sea un desencanto con la realidad. Aquí es donde lo lógico y lo ilógico se unen y en donde está la clave para salvarnos y para destruirnos al mismo tiempo. Y ahora, como te repito, yo quiero dar vida. Al tocar mi saxofón, hago lo que más me gusta en el mundo, música. Tengo una deuda con la ciudad, una que quizás nunca saldaré, y lo menos que puedo hacer es entregarle el sentimiento más puro y con más fervor que pueda crear. Y para mí, ese sentimiento está encarnado en las melodías de mi fiel compañero. Dime muchacho, ¿Alguna vez has estado enamorado? ¿Realmente perdido?

-Pues…yo creo que sí- respondí un poco sonrojado

-Dime que sentías

-Bueno yo este- me estaba costando encontrar las palabras

-Suéltate muchacho, no tengas pena. Recuerda los buenos momentos, recuerda tus palabras más honestas.



Esto era un poco difícil, pero evoque viejos recuerdos y deje que las palabras fluyeran.



- Sentía que todo el tiempo alrededor mío se detenía. Que el mundo era solo un fragmento de fragilidad. Sentía que no importaba lo que pasara, una parte de ella siempre iba a vivir en mí. Que hilos de hielo recorrían mis venas cada vez que pasaba algo malo y que podía emitir las sonrisas más honestas cuando estaba feliz. Que el viento en la cara me hacía sentir vivo. Sentía que las utopías eran posibles, que esta vez caminaba, pero si sabía para donde iba. Sentía que del gesto más simple podía obtener la inspiración. Que sus ojos eran la puerta a otro mundo, uno complejo, para algunos, impenetrable, pero para mí la entrada a una iluminación divina. Realmente creía que me podía perder en unos ojos cafés, en unas palabras, en unos sentimientos.



Termine de decirle esto y me quede bastante sorprendido de mi mismo, pues me sentí un poco poeta, como si algo dormido hubiera despertado de hace ya un buen rato.



-Sabes muchacho, tienes alma de poeta. No lo reprimas tanto. Me gusto tu respuesta, vino del corazón. Pero ahora entiendes, lo que yo siento cuando la ciudad, mi música y yo nos fundimos en uno solo. Ahora entiendes lo que siento por mi escenario, por esa fuerza que me ha dado vida y le da vida a quienes desean recibirla.

- Don Javier, no quiero ser necio… pero sabe aun no me ha respondido ¿Por qué se fue tan abruptamente? – El saxofonista le pego un buen trago al café y un mordisco al pastel carne que se estaba comiendo. Meditó un poco y me volvió a ver.

-No te seré hipócrita. Hay veces que siento que la frustración me gana muchacho. Veo como mancillan mi escenario, veo como hay gente que parece empeñarse en podrir aquello que significa tantísimo para mí y para otros. Y me frustro, porque me siento impotente, porque a veces me gana la rabia y siento que todo lo que hago es inútil. Que mi hermoso Teatro Nacional se ha vuelto en más un adorno que otra cosa. Que mi Plaza de la Cultura es más un lugar de paso que un lugar de encuentro. Que la hermosa avenida es más un desfile de zombis, que un pasaje que te permite adentrarte en el corazón de la ciudad. Y me voy, y se me nubla el juicio, y me pongo testarudo e insoportable, entre otras cosas –Tomo un sorbo de café – Pero sabes muchacho, me has dado una esperanza renovadora, pues lo has entendido, y nadie te lo ha tenido que explicar, simplemente lo entendiste. Y para mí eso es una gran recompensa, y sé que otros pueden llegar a entenderlo, realmente creo que pueden llegar a ver más allá, como tú lo hiciste.

- Bueno Don Javier, me hace sentir halagado. Sin duda la ciudad no es lo mismo sin las notas de ese saxofón.

-Mi fiel compañero, mi buen amigo.

-Sabe Don Javier…solo tengo una pregunta más – para ese momento no sabía si hacer esa pregunta o que…pero… ¡Qué diablos!, tenía que sacarme la curiosidad. - ¿Por qué andaba por “el 7 colores”? – Vi como Don Javier reía y una mirada amistosa se dibujo en su rostro.

-¿Sabes porque me gusta ir a embriagarme ahí muchacho? –dijo con una sonrisa

-En realidad…no

-Por que esos tipos gay no te juzgan. Puedo hablar con el buen Marco, tocar mi música, tomar lo que quiera y nadie está hablando a mis espaldas. No me juzgan de forma inquisidora como otros lo hacen, pues ellos saben lo que es ser juzgados por un montón de idiotas que simplemente no entienden que deberían respetar modos de vida diferentes a los de ellos. No joden, pues saben lo que es ser jodidos por gente que simplemente no dejan vivir a los otros en paz.

Realmente no tenía nada que debatirle a la respuesta, suponía que era la verdadera razón, pero en fin, realmente era un simple detalle de mi curiosidad, nada que no me dejara dormir. Después hablamos un poco de la vida, de esto, del otro. Don Javier era un saco de anécdotas e historias, en realidad el hombre le había sacado el jugo a sus 49 años.


Empezó a anochecer y parecía que había llegado la hora de la despedida con este personaje, me alegraba saber que seguiría volviendo esporádicamente a la ciudad. Nos despedimos como si hubiéramos sido buenos amigos de ya hace un buen tiempo atrás, en eso Don Javier hizo una pregunta que me tomó por sorpresa.


-Dime muchacho, ¿tocas algún instrumento?

- Toco algo de guitarra, soy un poco chapa, pero me la juego, como dicen- Le dije sin darle un gran intereses

-Te tengo una propuesta muchacho, vos decidís si la aceptas.

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Cuatro y media en punto y yo ya tenía todas las carajadas listas en el brete. No eran ni las cuatro y treinta y uno cuando yo ya iba caminando afuera de mi querido lugar de trabajo. Hacía una tarde fría de finales de noviembre y como legítimo viernes, como que todo el mundo andaba atareado. Llego a la hora de siempre a la Avenida y ahí estaba mi buen amigo con su saxofón, me le acerque y me senté a la par.


-Saque, saque esa carajada papito. Muchacho, estás atrasando el progreso del país – dijo Don Javier entre carcajadas.

Me apresure a sacar mi guitarra electroacústica (me gusta porque hace buena bulla) y la afine lo más rápido que pude.

-Bueno damas y caballeros – dijo el saxofonista dirigiéndose a nuestro público –parece que mi invitado especial de los viernes ya ha llegado y vamos a tocar unas cuantas canciones para ustedes, esperamos sean de su agrado... A tu señal muchacho.


Empecé a tocar y Javier se puso a improvisar. Nuestro público miraba y oía complacido. Saben…tenía una gran deuda con la ciudad, quizás nunca la saldaría. El publico seguía oyendo mientras nuestras notas se fundían con el frió de noviembre, y la percusión interpretada por la marcha de unos pies frenéticos que parecían caminar a un rumbo…simplemente impredecible.



Фауь Jiménez - Fernando Obando

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